Feria Nacional de Teatro de Castilla la Mancha
Dicen, yo no lo creo, que no es buen número el trece no sé porqué historias de supersticiones y malos farios (el prejuicio y la falta de evidencias). Porque trece es el número de ferias teatrales que lleva organizando la Consejería de Cultura en nuestra región y según lo visto y disfrutado estos primeros días de abril en Puertollano, el numerito ha salido redondo y con fuste. Escena, música y danza con criterio, con un buen trabajo de fondo y unas representaciones que hacen olvidar otros tiempos menos acertados donde por premiar y estimular a quienes había tomado la feria por su terrenito abonado hicieron de ella un desfile de medianías y aburrimiento supino. Se nota, hay que decirlo pronto, la mano de Andrés Beladiez, su director artístico. Jushka Weigel, la danzarina que vino del frío, es un claro ejemplo de sensibilidad y capacidad de riesgo de los programadores de la feria a sabiendas de que semejante ninfa tiene muy complicados los contratos en la provincia nacional dada su propuesta de alto voltaje sensitivo, poco dado a la concesión. Su número (“la vida es demasiado corta para bailar... con un compañero enfadado”) es fantástico, emocionante y sorprendente desde el primer escorzo en su juego con A. C. Jobim, entre otros; como ella, otras variantes de la representación:
Susanna Leinonen Company sin ir más lejos. Las finlandesas desplegaron una delicada exhibición en su puesta en escena, también bajo la bandera de la danza contemporánea que lucha insistentemente en hacerse un hueco en nuestros teatros (aun no he olvidado la sofoquina de Cesc Gelabert en Albacete) y con ellas el Centro Coreográfico Galego, más danza alternativa, esta vez de la mano de Cisco Aznar utilizando la cultura popular para hacer juegos de magia e imaginación. La payasa catalana Alba Serraute llegó a bromear con el término “danza contemporánea” en su show Mirando a Yukali. Un personaje, Alba, a mitad de camino de su paisano Albert Pla y la vertiginosa Nina Hagen que terminó su número con Kurt Weill y Brecht entre vítores.
Susanna Leinonen Company sin ir más lejos. Las finlandesas desplegaron una delicada exhibición en su puesta en escena, también bajo la bandera de la danza contemporánea que lucha insistentemente en hacerse un hueco en nuestros teatros (aun no he olvidado la sofoquina de Cesc Gelabert en Albacete) y con ellas el Centro Coreográfico Galego, más danza alternativa, esta vez de la mano de Cisco Aznar utilizando la cultura popular para hacer juegos de magia e imaginación. La payasa catalana Alba Serraute llegó a bromear con el término “danza contemporánea” en su show Mirando a Yukali. Un personaje, Alba, a mitad de camino de su paisano Albert Pla y la vertiginosa Nina Hagen que terminó su número con Kurt Weill y Brecht entre vítores.
El Teatro
La FTCM ha conseguido el respeto de programadores y distribuidores, misión harto complicada dados los escrúpulos dominantes en el medio. El nivel de compañías teatrales ha sido, a mi juicio, elevado y los espectáculos y representaciones con la suerte de cara, desde que la actriz Marta Marco interpretara a la joven defensora norteaméricana de los Derechos Humanos Rachel Corrie, muerta en 2003 aplastada por una escavadora en Gaza. Marta cubrió su largo monologo (70 minutos sin pausa) con solvencia y credibilidad desde su adolescencia de fiesta de graduación hasta el horror de un asedio deshumanizado en el quinto pino y las antípodas del American Way Life sin perder su juvenil compostura de niña bien. Vaya drama. De los que tocan las conciencias. También la soledad de Juan Mandli en una estación de metro a quien se le hacen los ojos chiribitas con una viajera en espera (magnífica Victoria Salvador) en la obra 2.24. Otro mensaje brutal para los que pierden tanto tiempo cada día en ir de aquí para allá en su trabajo en la gran ciudad. Y otro marrón con fundamento.
Las albaceteñas Marta Torres y Llanos Campos estuvieron a la altura. Marta y Teatro de Malta con una obra ya vista, El sable y la paloma, muy indicada para la educación escolar: egoísmo cero, tolerancia máxima. El caso de Llanos y la compañía que dirige Falsaria de Indias ya viene avisando desde hace tiempo. La obra que llevó a la feria fue Cientovolando, otra espera en estación, esta vez estación perdida, con el fracaso vital rondando los raíles mientras la coral viajera aguardaba la llegada de los quitanieves. El descubrimiento fue el de una belleza que no deja indiferente, la de Fredeswinda Gijón. Llanos Campos, por cierto se lleva los mayores aplausos y carcajadas por sacar a relucir la artillería manchega en forma de sarcasmo y mala leche. Los problemas familiares no acabaron ahí, faltaba por ver a Timbre 4 en La omisión de la familia Coleman. Estremecedor documento escénico de una familia viviendo al límite de una disolución no publicada, entre bastidores vamos. Teatro de altura.La FTCM ha conseguido el respeto de programadores y distribuidores, misión harto complicada dados los escrúpulos dominantes en el medio. El nivel de compañías teatrales ha sido, a mi juicio, elevado y los espectáculos y representaciones con la suerte de cara, desde que la actriz Marta Marco interpretara a la joven defensora norteaméricana de los Derechos Humanos Rachel Corrie, muerta en 2003 aplastada por una escavadora en Gaza. Marta cubrió su largo monologo (70 minutos sin pausa) con solvencia y credibilidad desde su adolescencia de fiesta de graduación hasta el horror de un asedio deshumanizado en el quinto pino y las antípodas del American Way Life sin perder su juvenil compostura de niña bien. Vaya drama. De los que tocan las conciencias. También la soledad de Juan Mandli en una estación de metro a quien se le hacen los ojos chiribitas con una viajera en espera (magnífica Victoria Salvador) en la obra 2.24. Otro mensaje brutal para los que pierden tanto tiempo cada día en ir de aquí para allá en su trabajo en la gran ciudad. Y otro marrón con fundamento.
Otros métodos
Para el apartado de libre expresión los equilibristas, los despechados callejeros (Félix Lozano), algún baile de salón de estar (los franceses Chute Libre), la niña perdida en el bulevar (Anuska Alonso), la composición flamenca (los albaceteños Arte y Compás), los hip-hoperos didácticos (Brodas Cia) y una boda judía representada en formato circense por Klezmer, una de las mayores sorpresas de la muestra. Sí, ahora que en Albacete toma forma la tutoría del Mayor Espectáculo del Mundo, no estaría mal que alguien diera un repaso a éste formidable elenco de artistas dirigidos por el formidable cómico Adrian Schwarzstein, cuya propuesta traspasa los límites de la función tradicional. Enormes y originales, los chicos del Circo Klezmer proponen una vuelta de tuerca al género: una obra coral donde tiene cabida la pirueta y los malabares. Una boda, por ejemplo. Y judía, para que se luzcan sus músicos y el ambiente huela a violinista en el tejado. Y humor, mucho humor sano entre cada uno de los intérpretes (Teresa San Juan está soberbia). La boda es un jolgorio y el espectáculo reconfortante, nuevo y muy prometedor porque abre una gran puerta al circo como tal. Ya, es posible que se haya hecho antes, pero no tan cercano y provocador. Nunca mejor dicho: el Auditorio esa tarde era una Feria. El punto final a la vía libre del asombro llegó con quienes despidieron la feria, la última bala guardada del pistolero Beladiez: Les Argonautes o viaje a lo inverosímil. Pas Perdus es otra obra circense donde unos sujetos, belgas de Bélgica, quiero decir que se supone ubicados en Europa, el mundo, o sea terrenales, tocan la batería lanzando las baquetas a distancia y se ríen de la fuerza de la gravedad con cinco grandes cajones entre otras virguerías imposibles sin decir ni pío, sólo sonidos guturales porque en realidad andan en la era posterior a la era, en un sublime homenaje a Kubrick. Admirables cómicos marcando tendencias.
La Feria
Esta decimotercera edición de la Feria de Teatro de Castilla la Mancha ha reunido a 250 profesionales del medio escénico, entre distribuidores, programadores de toda España, representantes y artistas nacionales e internacionales que han buscado los pocos huecos que dejaba la agobiante programación para comerciar y negociar porcentajes, cachés, intercambios, publicaciones y el compro y vendo más rastrero si se tercia. En este mundo de la farándula nadie quiere regalar nada, pero al final suele salir el cómico que cada uno lleva dentro y los cómicos, eso sí, siempre han sido gente honrada, histórico, y en esencia originarios de alguna pensión de Talavera: Fernán Gómez dixit.
Fotos: Raúl García y JAF
Fotos: Raúl García y JAF
El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 5/4/2009
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