Earls Court, a un paso de Hyde Park, Kensington, Green Park, a cuatro estaciones de metro de Picadilly Circus o un paseo a través de Holland Park hasta Portobello Road, no es mal sitio para embocarse de nuevo con la capital inglesa. Stamford Bridge, a pocas manzanas de allí también reclamaba la atención en la previa del Chelsea-Arsenal, morir o morir por la Premier League.
Pensaron lo mismo los fundadores de aquellas reliquias que uno admiraba en La Isla del Tesoro o Piratas del Caribe por ponernos modernos. El Ye Olde Cheshire Cheese, lugar que se construyó en 1667 después del Gran Incendio de Londres. El Gran Incendio también marcó el ritmo de otros viejos pubs y así es como el Anchor sobrevivió a la tragedia. Luego del incendio nacieron otros dos bares que hoy son una leyenda: la Old Bell Tavern y el original Ye Olde Watling. Según anticipa la historia, estos pubs fueron construidos para los trabajadores y los albañiles de la Catedral de San Pablo.
El Gordon´s Wine Bar es uno de los bares más antiguos de Londres y su estilo victoriano marca una época. Es uno de los lugares más clásicos de la ciudad mientras que se cree que en las mesas de The George Inn Shakespeare iba a beber luego de que fuera fundado este mítico bar en una antigua posada de 1542.
¿Otros dos pubs históricos? La taberna Spaniards Inn de Hampstead Heath data de 1585 mientras que desde hace décadas el ya nombrado The Lamb & Flag ocupa un antiguo edificio Tudor. El edificio se cae o hace como que se cae pero está allí, busca que te busca, callejón sombrío y tenebroso para dar con la fantasía de tus plegarias. En la planta baja los grabados de la época y la grifería de la barra se confunden con las portentosas narices rojas de la clientela, poderosas digo. Trepando una estrecha y complicada escalera, en el piso principal, esperan los tabloides de madera con arrugas en las arrugas donde un día reposaron los búcaros espumosos y donde vete tu a saber que filibustero pata de palo lloró sus cuitas.
Entre los rincones gloriosos de la cerveza y los establecimientos de bollería se te va el tiempo, cafés esplendorosos, Gails en Portobello, donde uno se resguarda de la lluvia y el sutil brochazo de nieve que adorna las azoteas .
Camino de la Tate Modern, al otro lado del río que The Clash inmortalizó en aquel histórico paseo voceando todos en una barcaza "London Calling!" , en la calle Lambeth, Mónica, una asturiana de Cudillero se repite con otras pintas en The Three Stags: "Aquí estoy divinamente, no echo para nada de menos mi tierra". En el mercado de Portobello Road, en el pub The Castle, me encuentro con María Bleda, José María Rosa y el pequeño Pablo, los fotógrafos de Albacete premiados el año pasado con el Nacional de Fotografía. Viven en una exquisita zona de Notting Hill, con sabor a arte y bohemia y se les ve relajados e integrados. Preparan salida para Turquía. Londres es para ellos el refugio de tanto viaje y guirigay artístico. No es extraño. Y no lo digo, obviamente, por los fotógrafos albaceteños, pero Londres para el caminante es un “pub crawl” –dícese del acto de ir de un bar a otro arrastrándose por el suelo-, una ofrenda continúa de esos espacios de diseño victoriano encerrados en cristalería y ambientes relajados con fotografías de viejos jugadores de cricket escondidos bajo el polvo, estilizados a la memoria de las novelas de Dickens con esos minúsculos interiores mostrando sus trazos fundamentales: suelo de madera, muros pintados en marrón y viejas mesas y taburetes. Londres,la taberna fantástica.
1 comentario:
baratita la libra eh... más barato tomar pintas alli qu en madrid
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