Chema López exhibe sus retratos de Son
House en la Galería Valle Ortí de ARCOmadrid. En Albacete vimos una
muestra de aquellos retratos del viejo bluesman en la Asunción (
The
Negro and his songs), pero en el rincón reservado a la galería
en la gran feria del arte madrileña, Son House luce aún más
esplendoroso en la inmensa oscuridad de su miseria sureña.
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Chema López en Galería Valle Ortí (ARCO) |
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Lalata en ARCO |
En ARCO todo luce un poco más. Como la revista de arte contemporáneo Lalata, también albaceteña, con Carmina Palacios y Manuela Martínez a las que sorprendo atareadas vendiendo uno de sus complejos ejemplares. Lo completan, introducen en el envasado cada uno de los pequeños objetos realizados por los artistas que han reunido para ése número específico. No es una simple tarea de envolver y llevar. Lalata lleva su liturgia, su retahíla de acabado final. Si además el comprador es extranjero han de explicarle toda su complicada metodología. Desaparezco para no estorbarles el rito. Luego me cuentan que es un privilegio estar en ARCO, aunque han reducido ligeramente su expositor, pero -siguen contando- les compensa su amplitud de movimientos a diferencia de otras ediciones.
En el amplio pasillo entre los pabellones 8 y 10 (donde se contempla la feria) la galería albaceteña La Lisa presenta su revista 967arte. Miguel Ángel González y su equipo sirven de anfitriones a todos los que allí llegamos buscando orientación, también a nuestros artistas. Por allí pasan José Luis Serzo, Joaquín Reyes... El crítico Óscar Alonso Molina ha recomendado la revista en su sección “El recorrido del experto” en ABCDARCO, el pequeño diario de la feria, y eso les ha ubicado en este gran show del arte.
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Los Carpinteros. Galería Ivorypress |
ARCOmadrid no puede disimular su
ineludible vocación show-business. Glamour y tontería conviven
entre negocio, excentricidades y prodigios. La comidilla de la feria
son los 11 millones de euros que se han pagado en la Galería
Marlborough por un Francis Bacon, Story from the human body
(1982). Del artista Juan
Genovés se dice que también se vendió algo en la misma galería.
En el trasiego por las galerías, se manejan precios de 35.000,
50.000 euros, ya con el puntito rojo de la fortuna. En otro sentido,
Antoni Tapies lógicamente también es actualidad en los dos
pabellones. Hay quien ha ofrecido precios “llevaderos”, 2.000 y
3.000 euros, de su obra gráfica. Los días 15 y 16 están dedicados
a estos menesteres. Imagino que los negocios se hacen de tapadillo,
en la intimidad y lo que se muestra es el tonteo del canapé y el
jiji-jajá para los fotógrafos y curiosos. Varios mundos en un par
de naves: la escrupulosa seriedad del coleccionista profesional, el
marchante, las galerías o los artistas, el voy-y-vengo del
aficionado, insaciable buscador de emociones y sensaciones y los que
simplemente quieren asistir a una feria de vanidades soberbia. Es, en
ese extraordinario escenario, donde te tropiezas con Los Carpinteros
(artistas cubanos), por ejemplo, en la galería Ivorypress. Es la de
los Foster, con Elena Ochoa de testigo en la feria. La instalación
se llama Cuento rebelde y no es otra cosa que una batería
musical, platillos, timbales, cajas, baquetas, cencerros, charles...
derretida, literalmente, en el suelo. O el vacile inaudito de Kepa
Garraza en el stand de El Mundo, una impecable ironía sobre los
mitos. Un sarcasmo. Como el del General Franco, del provocador
Eugenio Merino, posando de riguroso uniforme en el interior de una
maquina con los grafitis de Coca-Cola. Uno de los escaparates de la
feria. Junto al disparate, unas estrellas en el suelo como en Sunset
Boulevard con los nombres de Stalin, Franco y Hitler. Las casas
americanas de Long Island vuelan descuartizadas en un vendaval por el
capricho de Ben Grasso. Otra observación: se llevan los grandes
cuadros de grupos; me quedo con el de Matthew Benedict. A Alberto
García Alix también se le disfruta en sus formidables crónicas de
la canalla. Como el poderío de Robert Mapplethorpe en la Galería
Elvira González. En mi agenda apunto los dibujos de Rinus Van de
Velde, los paisajes de Miguel Aguirre en la Galería Espacio Liquido
de Gijón, las fotos de Chema Madoz (una vez más) en Galeria
Moriarti, Peter Krsuskoff -brutal- en la Walter Storms o el portugués
Rui Pedro Jorge en la Escena 2011 y las mixtas de Juan Ugalde en la
siempre competente Galería Soledad Lorenzo. Un gozo interminable.
Agotador. 215 galerías, 29 países. Y de propina el AfterARCO, el
ArtMadrid y JusMad3. La crisis nos machaca, pero el mundo sigue. El
año que viene vuelvo, pero con bufanda nueva, no vaya a llamar la
atención por cutre.
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Rinus Van de Velde |
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