Viernes, 4 de mayo. Heartbreack Hotel. 22,30h.
Enorme el trabajo de la pandilla albaceteña del jazz. Cada mes del año cotejan un repertorio amplio de standars, compulsan melodías y armonías, elijen lo más selecto , intercambian partituras, admiten voluntarios sin rechistar, cargan instrumental en la furgo, se despiden de familia y amigos y les convocan al Heartbreack a la que aparece el primer viernes del mes. Nace una nueva jam. La fiesta del jazz esa noche es inmensa. El ambiente cálido recorre cada hueso de la parroquia y todos festejan que Albacete está al día, como cualquier ciudad del mundo, celebrando su ritual artístico y altruista. Cultura contemporánea. Renovada, cañera. Watermelon man, Sookie sookie... Dancin' in an easy groove, todo vale en la celebración. Cerveza y swing se dan la mano con una pléyade de músicos que ya es legión en la ciudad (¿quién lo iba a decir hace diez años?).
Para este viernes están convocados: Alberto, Antonio Cano, Jesús, Jorge Cubillana, Jose, Jose Alberto, Juan, Juanjo, Julio Guillén, Marian, Mario, Miguel Morell, Narci, Pakito, Raúl Peinado, Samuel, y el incombustible Vania Cuenca. Son Los Chicos del Swing, como hubiera firmado Thomas Carter en su película del 93. Aquellos, rebeldes que se enfrentaron al nacimiento y desarrollo de la alemania nacionalista y totalitaria; estos, esperanzados y animosos comediantes del genuino sabor a la estética y la sensibilidad frente al agobio diario de la prima del Riesgo y la sobrina de la Cospedal. Un fasto, una suntuosidad.
El repertorio para el viernes es: Watermelon man, Sookie sookie, Cheese cake, Scrapple from the apple, Song for my father, Dancin' in an easy groove, How insensitive, Feels so good, Summertime, Just friends, Sunny y Backrow politics. Sobran los noticiosos.
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