4.12.12

Surfin´Bichos, otra vez




Se edita por fin Buzos Haciendo Surf, el documental de Rogelio Abraldes

Viene a parecerse como un movimiento cíclico. La carrera musical del grupo albaceteño Surfin´ Bichos es como una montaña rusa, un voy-y-vengo, desde que debutaron hace muchos, muchos años, en un efímero garito del Callejón de las Monjas, Lacama, una especie de CBGB manchego que cumplía todos los requisitos enciclopédicos del Garage Rock como también ya venía ocurriendo en sitios más proclamados internacionalmente como, por ejemplo, Seattle o Berlín. Nada especial aquel cuchitril, difícil de memorizar por su exigua existencia. Allí, aquella noche, Carlos Cuevas debutó como batería, Jose Mari Ponce le pegaba duro al bajo y Fernando Alfaro arrojaba por primera vez los textos y neuras guardados  íntima y escrupulosamente en lo que después resultaría ser la biblia negra del grupo, su cuaderno de ruta personal, una cangrejera.

Lo que llegaría después transcurrió en unos pocos años de la década de los noventa. Y punto final. Discos, actuaciones en espacios similares de la geografía nacional, carretera, mucha carretera y poco más. Las incorporaciones de Joaquín Pascual, inmediata, y Jose Manuel Mora sustituyendo a Ponce conformarían el sonido característico de la banda ante la admiración de un puñado de incondicionales que de manera bastante llamativa fue creciendo con los años.

Yo creo que esa es principalmente la razón de su longevidad; me explico, de ese curioso efecto sierra que define su carrera y su intermitente presencia en el mundo de la música rock.
Dejando al lado los términos grupo de culto, underground, minoritario, que tanto disgustan a su manager de aquellos años, Manolo Rock, al que solo le interesaba que fueran ricos y famosos para pegar un pelotazo empresarial (que yo sepa Sebadoh, Tinderticks o Nick Cave nunca entraron en los 40 Principales) SB fueron siempre un grupo de rock, alternativo o independiente, pero un grupo de rock y el estilo y, si se me permite, los genes, debe corresponder fielmente a sus principios. Yo mismo (por mi pertenencia a grupos mediáticos) le hablaba entonces a los miembros del grupo de componer, arreglar, ¡un solo tema!, para entrar en las listas de éxitos con más facilidad ante la perplejidad de la banda. Se reían de mi. No entraba la propuesta en sus códigos de comportamiento, en sus registros. SB fue siempre un grupo de rock al más puro estilo, repito. Genuinos. Con sus pros y sus contras. Mientras el grupo estuvo en la carretera fueron mas contras que pros.

La explicación del “movimiento sierra” al que aludo se basa en la oscilación continua a la que ya vamos acostumbrándonos los que de una manera o de otra hemos seguido la trayectoria de la banda desde 1988 hasta 2012:
Primero, se juntan y se divierten. Discos y carretera.
Después, se separan. Silencios
Aparece el libro biográfico, Sermones en el Desierto, de Jota Martínez Galiana y todos vuelven a hablar de SB.

Mas tarde les organizan una gira donde afloran los incondicionales que cada vez son más porque resulta que les echaban de menos y ha corrido el boca a boca. Llenos absolutos en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Albacete, claro, etc. Grupo Nacional Indie en Radio 3.
De esta gira aparece un grupo de leales que deciden, sin un puto duro, sin nadie que sufrague gastos, grabar el tour, rodar en vivo y en directo (las cámaras se meten en las furgonetas, en las gasolineras, en los conciertos, debajo del bombo, en la última tecla del piano, en los camerinos...). Otra pausa.
Al poco tiempo se estrena el documental en Abycine y se pasea posteriormente por otros festivales de cine, Barcelona, Gijón...). No hay edición porque sigue sin haber un céntimo ni nadie interesado en explotarlo. De nuevo todos vuelven a hablar de SB.

Posteriormente aparece un disco, Perros Felices, que ya no cuenta solo el repertorio SB sino que va más allá: se escuchan a las diferentes bandas que han gestado los miembros del grupo en el trajín del voy-y-vengo. Como la cosa también es una decisión particular de otro buzo cualificado, Javier Hernández, todo queda en unos cuantos privilegiados que obtienen el disco.






Por fin, en 2012 (he omitido los años de cada guirigay para no parecer esto una memoria histórica) se edita el esperado Buzos Haciendo Surf, el documental de Rogelio Abraldes estrenado como tal en Abycine y con un segundo disco de extras y actuaciones en directo (algunas en Albacete muy celebradas). El equipo del milagro lo forman el propio Abraldes, el productor Carlos Valcárcel, el guionista Gabriel Molero y una serie de profesionales de alta alcurnia que corren con los gastos de viajes, cámaras, post-producción, cervezas y chiringuitos de carretera. Sí, un milagro, una aventura de apasionados de la música SB y del cine en general. Vuelto a ver el pasado domingo, 4 de diciembre, en el cine Capitol, la cinta es otro elemento de culto (como diría Manolo Rock) muy a la altura de los excelentes documentales musicales que venimos viendo recientemente en la televisión, sólo que esta vez trata de un grupo nacional de rock y aquí la cosa se hace más relevante por pionera, por original, porque es un gran trabajo de edición y porque, estoy seguro, va a abrir nuevos caminos en la difusión del género rock en nuestro país. Mientras, las multinacionales, las indies y la industria discográfica en general siguen sin enterarse de nada, como ya se comprobó en otro excelente documental que nos brindó recientemente Luis Alfaro, Auto, en el último festival  Abycine.

La pequeña joya ya está a disposición de todos en Disquería, en la calle Salamanca y, probablemente, en las tiendas discográficas especializadas del país. Vale la pena tenerla en casa. Al fin y al cabo es nuestra cultura musical contemporánea, sí Manolo, sí.




1 comentario:

Anónimo dijo...

El documental está bien, pero parece que los Surfin nacieron por generación espontanea. A mi juicio había en el Albacete de entonces un caldo de cultivo que no aparece. Tres ausencias que impiden una correcta contextualización:
-los grupos coetáneos,especialmente los Buenos y Los Fabiolas, con quienes los Surfin compartieron músicos amén de decenas de conciertos.
-El Velvet, verdadero centro de reunión de todos los grupos de esta onda, donde casi a diario acudían y donde primero se oyó su música.
-Juan Ángel Fernandez,no puedo entender como no apareces, con lo que difundiste todo aquella explosión los sábados por la mañana.