4.2.11

Crónicas cinematográficas de José Antonio Tendero




Martes, 15 de febrero. 20,30h.
Filmoteca de Albacete. Cine Capitol
Presentación del libro Harold: crónicas cinematográficas de José Antonio Tendero


Harold y yo

“Hace casi dos años, cuando comencé estas tareas de cronista de cine en La Voz de Albacete, tomé prestado su nombre para velar tras él el mío, y que sus irónicas gafas sin cristales -decía entonces- me sirvieran de leve antifaz. Si tomé su nombre fue porque recordaba su timidez ante cualquier aventura y su optimismo ante las empresas arriesgadas, cosas ambas que quise hacer mías al iniciar ésta de asomarme cada día al vacío de las cuartillas en blanco, deseando salir tan airoso como sus personajes de las situaciones críticas en las que con frecuencia se veían en sus películas”.


Le oigo recitar la partida del gran Harold Lloyd y se me pone un nudo en la garganta. Me ocurre porque le oigo, no sólo cuando leo la contraportada de Harold, sus crónicas. Le intuyo en la pausa del paseo por el Altozano, cuando se quedaba quieto, yo también, y le adivanaba sus ojos trascendentes parapetados en sus gafas de sol mirando al cielo: “Era Harold para mí como uno de esos viejos amigos de la infancia a los que la infrecuencia del trato no hace traspasar la frontera del olvido y siempre están en el lado de acá del recuerdo agradecido”.


Harold Lloyd ha sido también nuestro humorista fetiche de Hollywood, con Chaplin claro, y pueda ser que me tome el relato de Tendero como un pequeño homenaje a mi infancia, a la felicidad de los días, a aquellos días de risas y rosas. Tendero sigue aún conmigo, con quienes le conocimos de cerca porque su cortejo era especial. Solía acertar en sus circunloquios y éste de Harold lo bordaba. Se le humedecían los ojos con frecuencia en las despedidas de Rita Hayworth, por ejemplo, o Cary Grant, Peter Lorre... su amigo Tomás Zori, el héroe de Don Quintín el Amargao y los tríos de humor. Zori y Grant, he ahí la condición filantrópica de quien no tiene a nadie a quien servir. Ciudadano Libre, como su admirado Welles. Tendero vuelve sobre Lloyd: “Ahora, cuando el gran cómico ha hecho lo mas serio y trascendente de la vida -que es el dejarla-, no quiero seguir detentando más tiempo su nombre, sacrificando el pseudónimo -con el que uno ya se había encariñado-, dejándolo como humilde oferta póstuma, como ruego para su descanso último y eterno. Lo restituyo con el rédito de una oración sentida”.
Tiene usted razón, Tendero, acierto a pensar en voz alta, él se lo va a agradecer por todos esos años en La Voz de Albacete. “Mis gracias -mas pobres que las suyas- a Harold por su préstamo de amigo que me ayudó a salir de apurado compromiso”, sentencia altivo.
 
Fotos: Manuel Podio
Martes, 15 de febrero. 20,30h. Filmoteca de Albacete. Cine Capitol
Presentación del libro Harold: crónicas cinematográficas de José Antonio Tendero

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