2.2.10

En la madurez del pop. The Sunday Drivers en Concierto



The Saturday Night Drivers
El códice de identidad del grupo toledano The Sunday Drivers se puede resumir en la canción que cerró el último bis del concierto en el Teatro Circo de Albacete el pasado 30 de enero, Rainbows of Colors. Una guitarra acústica rasgueada en un medio tiempo beat donde una voz templada y afinada te sumerge inmediatamente en el universo pop. El de los dos menesteres se llama Jero Romero y, como si dijéramos, es el espíritu diligente de un combo que espera el guiño del vocalista para encajar unos oportunos y delicados cruces de guitarras ésta vez eléctricas para llevarnos directamente a la explosión definitiva del más exigente de los abecedarios pop. Aquel que comenzaron a escribir hace muchos años, ponle cuarenta, un montón de chavales británicos que reventaron los éxitos en la industria discográfica. El pop en estado puro, para entendernos. Así todo el concierto. Resumido en tres minutos.

Jero Romero es un líder nato, de esos que no se ven todos los días. Compone, arregla, reparte juego desde la medular y domina todos los acentos de aquel genuino estilo británico. Sobrio, sencillo, entonado, alargando los fraseos. El estilo que retrataba, como lo hace él, a Paul Jones, Mick d´Abo, Allan Clarke, Colin Blunstone, Steve Marriot, hasta el mismo Rod Stewart o Roger Daltrey y, últimamente, Paul Weller. British pop en esencia. La banda también la hace sonar así y es reconfortante volver a escuchar todo aquel tratado mod en estos tiempos que corren llenos de banalidades y gilipolleces. El método Drivers funciona como un reloj, como la canción del Arco Iris: saluda la guitarra, presenta la voz y rompe, explota, el beat, en la pretendida amalgama de colores y armonías en que se funden guitarras y coros. Para eso están los originales: Fausto Pérez (Guitarra eléctrica), Miguel de Lucas (Bajo) y Carlos Pinto (Batería). Sorprende, después de tantos años esperándolo en Albacete la reacción del público que abarrotaba el teatro coreando, acompañando, muchos de los temas, entre ellos los agradecidos (misma fórmula, misma explosión) Do it, My Plan, Hola-to see the animals (la primera del recital) y On my mind (el primer éxito bajo el código Drivers).
En escena se cuentan tres guitarras protagonistas, guiñándose continuamente las púas, alternando misiones de alivios, fraseando, protagonizando trances venturosos. El tercero de los guitarristas corresponde a una incorporación afortunada: Lyndon Parish. También maneja el teclado y, sobre todo, las voces. Parish es británico que es como decir nativo del beat sound. Quiero decir que al igual que Jero Romero es madrileño, criado en Albacete, madurado en Toledo y musiquero empollón Lyndon conlleva la raíz proverbial de aquellos sonidos seculares, populares, tradicionales, arcaicos, de andar por casa cada día. Lyndon corea como hemos escuchado mil veces a Small Faces o Manfred Mann, canta impecablemente Hold on to Love y utiliza la guitarra como Tony Hicks, Tom McGuinness o los arreglos de George Martin para The Beatles (ya salieron). Es un aborigen al que no hay que mostrarle nada. Lo lleva en los genes y así lo expresa. Ventajas. La cuadratura del círculo. Para alimentar y redondear la faena, en Albacete se incorpora al concierto Marti Perarnau, otro todo terreno que lo mismo machacaba, literalmente, percusiones que arreglaba fondos de teclados o adornaba con la armónica algún pasaje. Todo redondo. Al guión del Señor Romero. Como cuando él y Lyndon interpretaron a luces caídas In my life, Lennon y McCartney Sociedad Limitada. No había que demostrar nada más. El personal estaba en pie desde la tercera canción y el clamor fue general. Un concierto pop perfecto. Y el público cantando en inglés. Esa es otra.

The Sunday Drivers. Discografía.
The Sunday Drivers
CD Rock Indiana, 2003
Little Heart Attacks
CD Mushroom Pillow, 2004
Tiny Telephone
CD Mushroom Pillow / Naïve, 2007
The End Of Maiden Trip
CD/LP Mushroom Pillow, 2009



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Thanks :)
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Johnny Zuri dijo...

A mi este Rod Stewart nunca me gustó mucho. Ahora parece que se dedica a cantar jazz, mejor dicho, swing. Y se le da bien. A mi no me gustaba mucho cuando surgió en los ochenta con aquel no se que sexy y unos pantalones "embutidos" de rayas, como decía mi abuelo. Pero el jazz no se le da mal, del todo.