9.11.08

Canción triste de Concha Street



Qué desazón. Qué tremenda soledad. La Luna, El Helecho, La Habana, Nashville... hasta si se aprieta El Candil... el ocio de la ciudad de los últimos 30 años convertido en barro, piedra y cañizo con las Grubert y Macsa mordiendo los tabiques donde antes reposaban la Fania All Stars, Waylon Jennings, The Police y alguna vez Antoñita Peñuela. Haciendo la foto he visto los rostros de Blas, Moncho y Pepe Moreno reflejados sobre el cómic de Corto Maltés plasmado por Ricardo Avendaño en aquel primitivo Café de La Luna; de Víctor y Tano partiéndose el culo con un chiste de viudas; de la Juanita convertida en Siouxsie sin Banshees; del Gitano, echándome un chubasquero por si llovía y de Carlos Arteaga suplicando por Juice Newton, la "Reina de corazones".



No hay polvo porque ha llovido, pero Ramiro, el de la grúa telescópica, no tiene piedad y machaca con infalible furia los muros. Hay cristales en el suelo de Anis del Mono y chapas de Coronita, le pregunto a Manolo que lleva la Giratoria de donde ha sacado la Weizenbier que se está aplicando, "se la he robado a la memoria", dice el desaprensivo.



La calle Concepción con Gaona es ahora un espectáculo inmundo donde sólo lucen los recuerdos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Joder, hermano. Por enumerar sólo unas cuantas cosas: Mi último día de adolescencia, mi primer primero de mayo, mi primera redada, mi primer peta, mi primer disco de King Crimson, el jukebox del Candil, mi primer Miles Davis,la puerta por donde ví salir -por primera vez- a mi futura mujer... Qué desolación. Qué desastre.